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Cuidado con el sol

Cada verano, infinidad de turistas disfrutan del sol, pero muchos sufren efectos secundarios negativos como quemaduras, deshidratación, molestias o incluso deterioro prematuro o cáncer de la piel. Todos queremos lucir un buen bronceado y tener el cuerpo en forma, pero abusar del sol puede jugarnos una mala pasada.

Los expertos recomiendan no apresurarse con el bronceado. Lento pero seguro es la premisa. Aunque seamos impacientes debemos usar un protector solar de factor alto, según nuestro tipo de piel, y dejarnos tostar lentamente. Sólo así la piel lucirá un tono perfecto, no estará deshidratada y –lo más importante– se mantendrá lisa y tersa por más tiempo. Y eso, finalmente, es lo más importante, ¿no?Cuestiones técnicas La radiación solar es filtrada por la capa de ozono que retiene los rayos más nocivos: los UVA y UVB. Sin embargo, su creciente deterioro hace que los rayos no se filtren bien cuando caen en forma directa. Esto es justamente cuando el sol está en su punto más alto, es decir, al mediodía. Por eso se recomienda no tomar sol en forma directa entre las 11 de la mañana y las 3 de la tarde, aunque últimamente se ha extendido una hora más. La arena y la nieve reflejan un gran porcentaje de rayos UVA y UVB, por lo que estar bajo una sombrilla o techo no garantizan ninguna seguridad.El sol, en su justa medida Obviamente tomar sol es bueno, el tema es no abusarse. La coloración de la piel es la respuesta del cuerpo ante los rayos solares, que se oscurece para protegerse de ellos. Tomar sol en pequeñas dosis ayuda a la formación de vitamina D, que fija el calcio en huesos y dientes y evita el raquitismo (enfermedad caracterizada por la deformación de los huesos, que afecta más que nada a los niños). El sol también tonifica los músculos, mejora el aspecto de la piel y el organismo. Influye también en el carácter de las personas, equilibra el sistema nervioso y evita estados depresivos.Aspectos negativos La exposición solar inadecuada produce trastornos que pueden manifestarse a corto o a largo plazo, entre los que destacan:

Quemaduras solares: Se presentan mediante el enrojecimiento de la piel, inflamación o ampollas.

Bronceado excesivo: Las radiaciones solares excesivas provocan que se genere más melanina en la piel (pigmento que le da color).

Hiperqueratosis: Hinchazón de la piel.

Fotoenvejecimiento: El sol va desgastando la piel, que toma una apariencia "avejentada". Falta de elasticidad, se reseca y comienzan a aparecer arrugas, manchas y hasta derrames de los vasos sanguíneos que recorren la piel. Un estudio dio por resultado que el 75% de las arrugas son causadas por el sol.

Alteraciones de la pigmentación: Las pecas (sobre todo en "pelirrojos") y lunares. También manchas oscuras llamadas "melasmas" (frecuentes en el embarazo).

Cáncer de piel: Estudios realizados por expertos presentan al sol como el principal causante de esta enfermedad. Es más común cuando las exposiciones prolongadas al sol se dan desde la infancia, por lo que hay que cuidar mucho a los más pequeños.

Cómo cuidarse

El horario: Evitar exponerse al sol entre las 11 y las 16. El riesgo aquí es mayor porque las radiaciones solares atraviesan la capa de Ozono en forma vertical, lo que hace que no se filtren bien los rayos nocivos.

Los elementos protectores: Cubrirse con prendas, como remeras, gorra, lentes, etc. pone una barrera entre el sol y nuestra piel. No olvidemos proteger el cuello, las orejas, los ojos, la frente y la nariz, estas zonas son prominentes y por lo tanto más propensas a quemarse.

Rayos UV: Son la primera causa de ceguera en el mundo, porque producen cataratas. Adultos y niños deben protegerse con lentes, cuyos cristales cumplan la norma 89/686/CEE, que implica que protegen contra radiaciones UV.

Los fotoprotectores: Hay que usar los adecuados para cada tipo de piel. Los de piel más blanca deberán protegerse más que otras personas. Otra cuestión importante es que filtren los rayos UVA y UVB y que sean resistentes al agua. Cubrir bien toda la piel, incluyendo el cuero cabelludo, tanto en niños como en casos de calvicie.

Asegurarse que la piel esté seca al aplicarse la pantalla solar. De otra forma la capa de agua atrapada aumentará el riesgo de quemaduras al actuar como una lente de aumento.

Lo ideal es ponerse protector media hora antes de tomar sol.

Volver a aplicar cada dos horas o luego de cada chapuzón.

Cuidar especialmente la piel de bebés, niños pequeños y ancianos, que en ellos es más delicada.

La hidratación: Al sudar por el calor perdemos agua, por lo que es recomendable beber líquido en cantidad.

Los días nublados: Deben tomarse las mismas precauciones, dado que las nubes no evitan el paso de los rayos nocivos.

El embarazo: No exponerse al sol prolongadamente y cubrir siempre la panza con ropa, en lo posible un material que no deje pasar mucha luz.

Los medicamentos: Lea atentamente el prospecto de los medicamentos, algunos pueden provocar fotosensibilización o reacciones adversas.

Las enfermedades: El lupus, el albinismo, la porfiria, los herpes, el vitiligo y la rosácea se agravan con la exposición solar.

Protectores y Bloqueadores Solares

Se considera que los protectores solares trabajan absorbiendo y filtrando la radiación ultravioleta en lugar de reflejarla. La absorción de rayos ultravioleta tiende a elevar la temperatura corporal y puede causar que la piel se engrose y endurezca.

En cambio los “bloqueadores solares” reflejan los rayos ultravioleta, lo cual puede ayudar a mantener fresca la piel y evita que penetren dentro de las capas profundas en donde los daños son más serios.

El uso de un bloqueador solar es mucho más efectivo si el objetivo es proteger al máximo a la piel de los efectos nocivos del sol. En cambio, el protector solar permitirá filtrar solo parte de estas radiaciones, algunas de las cuales pueden generar daños en la piel.

Como escoger el protector solar

Es aconsejable que desde los seis meses de edad en adelante todas las personas utilicen protector, independientemente del tipo de piel, puesto que todos los tipos de piel necesitan protección contra los rayos solares UV.

Aunque las pieles más claras corren mayor riesgo de sufrir cáncer de la piel, todo el mundo corre algún riesgo.

La protección que brindan los protectores solares se indica mediante el Factor de Protección Solar o FPS (su sigla en inglés es SPF: Sun Protection Factor) seguido de un número impreso en la etiqueta del producto.

El FPS orienta acerca del múltiplo de tiempo que se puede tomar sol sin peligro. Por ejemplo, en el caso que una persona pueda permanecer 15 minutos bajo la exposición del sol sin riesgo de quemaduras, un factor de protección 8 le protegerá durante 120 minutos o 2 horas (8 x 15).

Para escoger el factor de protección solar adecuado es necesario conocer que tipo de piel tenemos, podemos usar las recomendaciones de la guía que ofrece la FDA de Estados Unidos según los antecedentes a la exposición al sol.

  • Si se sufre quemaduras con facilidad y casi no se broncea. Usar FPS de 20 a 30
  • Si se sufre quemaduras con facilidad y se broncea muy poco. Usar FPS de 12 a 20
  • Si se sufre quemaduras moderadas y se broncea gradualmente. Usar FPS de 8 a 12
  • Si se sufre quemaduras mínimas y se broncea sin problemas. Usar FPS de 4 a 8
  • Si casi no sufre quemaduras y se broncea sin problemas. Usar FPS de 2 a 4

Las personas de piel morena poseen más melanina, la cual actúa como protección natural, por lo cual requerirán de factores más bajos, mientras que las personas con pieles más blancas debe utilizar factor de protección mas elevados, por lo general sobre 30. En todo caso, el factor más indicado para cada persona va a estar determinado por el tipo de piel.

Según el tipo de piel mostrado en esta clasificación podemos escoger el factor de protección solar apropiado.

  • Piel Tipo I Muy Blanca: Siempre se quema, nunca se broncea. FPS 15-30
  • Piel Tipo II Blanca: Siempre se quema, se broncea mínimamente. FPS 15 o 30
  • Piel Tipo III Clara: Se quema moderadamente, se broncea gradualmente. FPS 10-15
  • Pie Tipo IV Media: Se quema mínimamente, siempre se broncea bien. FPS 6-10
  • Piel Tipo V Oscura: Raramente se quema, se broncea muy rápidamente. FPS 4-6
  • Piel Tipo VI Negra: Nunca se quema, se pigmenta profundamente. Ninguno especificado

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