Please ensure Javascript is enabled for purposes of website accessibility

Durante los últimos años, se ha demostrado la importancia de la calidad de la vida laboral. Las condiciones de trabajo y el tipo de alimentación proporcionada, entre otros factores, son determinantes para la salud y calidad de vida de las personas.

Debido a esto, la Organización Panamericana de la Salud, OPS, ha considerado al lugar de trabajo como un entorno prioritario para la promoción de la salud en el siglo XXI.

Alimentación y Rendimiento Laboral

La alimentación laboral ha alcanzado cada vez mayor importancia debido a sus efectos en la calidad de vida de los trabajadores y su productividad.

Por ejemplo, saltarse un tiempo de comida, como el desayuno o el almuerzo; provoca una disminución de la concentración de azúcar en la sangre, lo que reduce el período de atención y la velocidad con la que se procesa la información, además de debilidad, sueño, cansancio y falta de coordinación.

Si mantenemos un estilo de vida sedentario, el gasto calórico se disminuye, y por lo tanto el requerimiento nutricional es menor. Pero, esto muchas veces no se traduce  en una readecuación de la cantidad y calidad nutricional de los alimentos, lo que  fomenta el aumento de peso y desarrollo de enfermedades crónicas no trasmisibles.

El aumento de la presión arterial, el aumento de peso corporal, de la circunferencia de la cintura, dislipidemias, intolerancia a los carbohidratos, son algunas de las enfermedades que están arriesgando la situación laboral y de salud de los trabajadores.

Beneficios de un trabajador sano para la empresa

Para cualquier empresa, su capital más importante son las personas que la conforman. Cuando el trabajador está sano, es más eficiente, alerta y con suficiente energía, disminuyendo los riesgos de accidentes y manejando de mejor forma las situaciones de estrés.

Según un informe de la Organización Mundial de la Salud, en términos concretos, una alimentación adecuada y la práctica de actividad física en funcionarios o trabajadores puede incrementar los niveles de productividad en un 20%.

Recomendaciones para mejorar nuestros hábitos alimenticios

Consumir agua durante el día, de 6 a 8 vasos diarios.

Procurar un desayuno nutritivo y balanceado. (1 taza de gallo pinto con 1 huevo o porción de queso fresco y una fruta).

Consumir merienda a media mañana y a media tarde, (opciones: 1 taza de fruta con yogurt o 1 bebida con prensada de queso).

El almuerzo y la cena deben estar conformados por la porción de vegetales (1 taza de ensalada o picadillo de vegetales no harinosos), porción de proteína del tamaño de la palma de la mano, ½ taza de arroz y ½ taza de frijoles (como opciones de carbohidratos).

Cenar 2 horas antes de acostarse a dormir.

Disminuir el consumo de alimentos altos en azúcares simples y en grasas (helados, galletas, confitería, repostería, frituras).

El consumo de sal se debe reducir a 5 gramos en total, distribuidos en todas las preparaciones que se consumen durante el día.

Consumir 5 porciones diarias de frutas y vegetales.

Masticar despacio los alimentos permite mejorar la salud digestiva y aumentar la saciedad.

Es importante concluir que toda inversión realizada en alimentos saludables, permitirá reducir las enfermedades crónicas, las incapacidades, los accidentes laborales y por lo tanto se va a aumentar la productividad.