Diarrea I
Ninguna función corporal es más variable y está más sujeta a las influencias externas que la defecación. El hábito intestinal normal varía considerablemente de una persona a otra y es modificado por la edad, por factores psicológicos individuales y por patrones dietéticos, sociales y culturales. En una civilización urbana, la frecuencia normal de las deposiciones oscila entre 2 y 3 por día y 2 y 3 por semana. Las alteraciones en la frecuencia, consistencia o volumen de las deposiciones o la presencia de sangre, moco, pus o un exceso de sustancias grasas en las heces pueden indicar la existencia de enfermedad.
Diarrea se define como el aumento de volumen, fluidez o frecuencia de las deposiciones.
Las causas de la diarrea pueden ser varias. Entre ellas:
- Intolerancia a la lactosa y otros azúcares: producen un mecanismo combinado de absorción lenta y movilidad rápida del intestino. El trastorno desaparece en cuanto se suspende el consumo.
- Enfermedades propias del intestino como la colitis ulcerativa crónica, linfomas, cáncer, etc.
- Secuelas de intervenciones quirúrgicas que reducen de tamaño el intestino, reduciendo así mismo el tiempo de exposición de los alimentos a los jugos digestivos.
- Medicamentos como antiácidos con magnesio, laxantes y algunos antibióticos.
- Aumento de sustancias como la serotonina y prostaglandinas, las cuales se producen en situaciones tensionales o de distres.
- Por último las causas más frecuentes que son las de origen bacteriano o viral por intoxicación o contaminación alimentaria (shigella, salmonella, cólera, rotavirus). Éstas últimas pueden asociarse a náuseas y vómitos por el mismo
- proceso infeccioso.
La principal complicación de las diarreas es la deshidratación, la cual se produce por una pérdida excesiva de electrolitos (sodio, potasio, cloro y magnesio) y líquidos, lo que disminuye la cantidad de líquido circulante necesario para el correcto funcionamiento de los diferentes órganos y por lo tanto puede causar un colapso. Los más vulnerables para un colapso son los niños, ancianos o pacientes debilitados.
