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2006-12 - Síndrome del Intestino Irritable

Síndrome del Intestino Irritable

El Síndrome de Intestino Irritable también es conocido como Colitis Nerviosa, y se puede definir como un trastorno de la motilidad intestinal (cambios en los movimientos intestinales normales) que afecta todo el tubo digestivo, originando un complejo sintomático con manifestaciones gastrointestinales tanto altas (esófago, estómago e intestino delgado) como bajas (colon, recto y ano). Los síntomas predominantes son grados variables de dolor abdominal, estreñimiento o diarrea y distensión después de las comidas. Los síntomas se presentan casi siempre mientras el paciente está despierto y suelen ser desencadenados por el estrés o por la ingesta de cualquier tipo de alimentos.

Para el diagnóstico se pueden utilizar los criterios de Roma II: Dolor o malestar abdominal durante al menos 12 semanas (no necesariamente consecutivas) en el transcurso de los últimos 12 meses, que presenta 2 de las 3 características siguientes:

  • Alivio con la defecación; y/o
  • Inicio asociado a un cambio en la frecuencia defecatoria; y/o
  • Aparición asociada a un cambio en la consistencia (apariencia) de las heces.

Los siguientes síntomas apoyan el diagnóstico:

  • Alteración en la frecuencia defecatoria (>3 deposiciones/día y
  • Alteración de la consistencia de las heces (duras o blandas)
  • Alteración en la emisión de las heces (esfuerzo, sensación de evacuación incompleta).
  • Emisión de moco.
  • Sensación de distensión abdominal.

No se halla causa anatómica alguna. Los factores emocionales, la dieta, los fármacos o las hormonas pueden desencadenar o agravar una sensibilidad elevada a la movilidad gastrointestinal. Los periodos de estrés y conflicto emocional que conducen a depresión coinciden a menudo con el inicio y las recidivas del síndrome. Algunas de las tensiones psico-sociales frecuentes que desencadenan los síntomas son las desavenencias interpersonales de cualquier índole, la ansiedad relacionada con los niños, la perdida de un ser amado y las preocupaciones obsesivas por problemas diarios triviales.

El tratamiento es de mantenimiento. La comprensión y la guía que el paciente tenga en relación a su enfermedad son muy importantes. Tanto el médico como el paciente deben tener la tranquilidad de que no hay una enfermedad orgánica que esté causando los síntomas. Se debe intentar restablecer un hábito intestinal regular y seleccionar un tratamiento individualizado. Además es importante buscar, evaluar y tratar el posible estrés psicológico, particularmente en relación con reacciones depresivas.

La actividad física regular ayuda a aliviar el estrés y facilita la función intestinal, sobre todo en los pacientes que presentan estreñimiento.

Con respecto a la dieta debe ser también individualizada, ya que cada paciente deberá eliminar de su dieta lo que le produzca dolor, distensión, estreñimiento y/o diarrea. La fibra es un factor indispensable en la dieta, especialmente en los pacientes con estreñimiento, pero junto con la fibra deben de consumirse cantidades importantes de líquido (1 litro o más) para poder gozar de sus beneficios.

El tratamiento farmacológico dependerá del componente estreñimiento o diarrea, ya que hay medicinas muy buenas que ayudan a manejar las molestias del síndrome pero que alteran la evacuación para más o para menos y que por lo general se utilizan en momentos agudos. Por lo tanto siempre es necesario visitar a su médico para que sea éste el que le recomiende su tratamiento.

Departamento de Salud

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